En ventas, aprendí que después de cada reunión con un prospecto, debemos tener claridad sobre los próximos pasos y dejar tareas o pequeños compromisos a nuestros interlocutores. Por lo general, un prospecto que cumple con sus tareas y respeta los siguientes pasos se convierte en cliente, demostrando así su compromiso en la conversación.
En las entrevistas de trabajo, busco aplicar la misma estrategia. Intento medir el interés del reclutador al dejar pequeños compromisos y así tener una razón adicional para realizar un seguimiento. Algunas de las tareas que suelo pedir incluyen:
1. Nombres y perfiles de LinkedIn de los miembros del panel que me entrevistarán.
2. Enlaces a artículos que consideren importantes para que pueda prepararme mejor para la próxima entrevista.
3. Algún video o libro que hayan visto recientemente y que quieran compartir.
4. Enlace a otras vacantes que tengan abiertas para que pueda ayudarles a encontrar candidatos en mi red de contactos.
Siempre intento que la tarea recaiga del lado de ellos. En caso de que yo también haya quedado en enviar algo, me comprometo a hacerlo rápidamente y nunca incumplo.
Pedir pequeños compromisos no es complicado; solo se requiere perder el miedo a hacer preguntas y entablar una conversación profunda. No vayas a la entrevista solo a responder; también formula preguntas y asegúrate de que el reclutador tenga espacio para expresarse.
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